Caminaba, recordaba a Antonia, odiaba el hecho de pensar de que todo lo que habían vivido juntos, ella lo vivía ahora con ese imbécil, a pesar de todo eso, él la extrañaba, deseaba no haber terminado con ella, deseaba que todo fuera como antes. Extrañaba muchas cosas de ella, su forma de hablar, caminar, criticar, como se enojaba, los doce puntos de su cara, rozar sus labios mientras le decía lo que sentía, la extrañaba en serio, pero no tenía pensado decirle.
Caminó lejos, no se había dado cuenta de que había llegado al lugar donde siempre se encontraban, se sentó ahí y observó como la gente pasaba, sentía que todo era en blanco y negro, todo era lento, todos pasaban sin fijarse en él. Metió la mano a su bolsillo y sacó un cigarro, lo encendió y recordaba cuando ella le prohibía fumar por estar enfermo, se dio cuenta de qué no podía seguir así, simplemente recordando cosas pasadas, tenía que vivir el presente, pero no podía, tenía que decirle a ella que todavía la recordaba, que aún extrañaba sus besos, pero pensó que a ella no le importaba, se levantó y siguió caminando, sin un rumbo fijo, sólo pensando en lo que había pasado. De pronto un grito, un saludo a distancia lo despertó de sus recuerdos, era ella, lo saluda y lo abraza como si fueran amigos que no se ven hace tiempo, le cuenta que ya no está con el imbécil, empiezan a caminar sin rumbo mientras a él se le vuelve a dibujar una sonrisa estúpida en su cara...