lunes, 15 de octubre de 2012

Venenoso

Cuando desperté tenía la cara manchada con sangre, me asusté, pero luego me dí cuenta de que me había sangrado la nariz mientras dormía. Me levanté y entré al baño para lavarme la cara. Debajo de toda la sangre seca vi en el espejo mi rostro, me espantó horriblemente, no era mi cara habitual, era más bien la de un cactus, un cactus que se había quedado clavado en la mitad del desierto, solo, gritándole a la luna quien no que quería escuchar.