miércoles, 19 de septiembre de 2012

Inútil

Mi sombra se alargaba y desaparecía, Sofía llenaba mi cabeza y eso me distraía del camino, por suerte a esta hora no circulan tantos vehículos.
"Cada pedaleada es un problema menos", o eso creía, de pronto una luz me golpea la cara, despierto, estoy en mi pieza y me cuesta creerlo. Sofía no existe, sólo es un sueño

Dos minutos para cuestionarte

Miraba asqueado una ciudad putrefacta, donde la gente optó por sacarse los ojos para no saber la verdad, donde el cielo era gris y no alumbraba el sol, aquella ciudad apestaba y su hedor era tan fuerte que al olerlo sentías cómo te quemabas por dentro. De pronto un temblor, un grito lejano, se acerca, abro los ojos, despierto.
El profesor me mira enojado mientras mis compañeros se ríen estúpidamente. Me pide que salga de la sala, parpadeo, pienso lo que me dice, me pongo de pie y salgo. Afuera hace un frío de mierda, siento que la cara se me congela, pienso en la ciudad de mi sueño y me dan ganas de vomitar. Miro la hora, quedan cinco minutos para almorzar

Arena en mis ojos

Tomé dos hielos y los dejé caer dentro del vaso, el maldito vaso con un número ocho, siempre sacaba ese vaso, sentía que el ocho le daba poder, algo mágico casi. Después de los hielos venía el pisco, un Capel cualquiera, seguido de una asquerosa coca-cola, la cual me podía tomar sólo con el pisco.
Un sorbo corto para probar la mezcla, otro largo para confirmar que estaba bien, que todo está bien, una noche cálida que recién empieza, amigos, no muchos, pero los necesarios.
Enciendo un cigarro, aspiro el humo lentamente, lo dejo ir, a dónde? ni idea, el humo simplemente se va, mis ideas se van con él.
Miro a mi alrededor, todos hablan sin escucharse, pero parecen felices, yo también lo estoy? o es la piscola?, o tal vez todo esto carece de sentido...