viernes, 6 de enero de 2012

No More Excuses


La micro va llena y hace ruido, como si se fuera a despedazar de a poco, apenas puedo escuchar la voz de Banhart en mi mp3, le subo el volumen casi al máximo, no aguanto tanta gente sudando cerca mío y me bajo. Apenas mis pies alcanzan el suelo estable de la vereda enciendo un cigarro, doy unos pasos y alcanzo a ver a gente sentada en el pasto de una plaza, recuerdo las eternas esperas en esa plaza, esperando a alguien, cualquier persona, personas que quizás nunca lleguen, pero yo siempre estaba esperando, me arrepiento un poco, si, esperar no es bueno, es mejor actuar, reaccionar, no esperar algo o alguien, quizás nunca llegue nada.
Sigo caminando adentrándome un poco más al maldito centro de esta asquerosa ciudad, me carga, me quiero ir lejos, pero estoy esperando otra vez, esperando el momento adecuado para irme de aquí.
Well i feel just like a child, suena otra vez Devendra Banhart en mis oídos y pienso que me gustaría sentirme así, como un niño, un niño jugando a ser grande. Me acuerdo de cuando tenía unos quince años, no mucho tiempo atrás, y me sentía como un huevón de dieciocho sólo por tener más vello en la cara que algunos de mis amigos, creo que es mejor tener dieciocho y actuar como un niño de doce a ser un pendejo estúpido creyéndose punk o algo así.
Sigo caminando, esto pierde un poco el sentido, por qué salí de la casa y tomé una micro hacia acá?, son tantos recuerdos los que me invaden al caminar solo por esta maldita ciudad que olvido lo que tenía que hacer, pero si lo olvidé es porque, quizás, carece de importancia, al menos para mí.
Desde un local bastante destartalado suena música, algo fuerte, parecido a Pulled, me detengo a escuchar un rato, pienso en entrar, pero el ambiente de ese tipo de lugares me apesta, lleno de imbéciles semi-rapados tomando cervezas baratas, me carga, huevones que creen que van a cambiar un sistema de mierda tomando o tirando piedras, las cosas se cambian de otra forma. Paso de largo, no quiero estar aquí.
De pronto mis pies me llevan al terminal de buses, cómo? no sé, sólo me dediqué a caminar sin un rumbo fijo, sin tener conciencia de a donde iba. Entro y voy a una de las oficinas, y pregunto por un pasaje a Concepción,
-Son diez mil pesos, joven-, me apesta que me traten de "joven" o "jovencito" es como decirte que estás a punto de ser un huevón viejo pero todavía no. Compro el pasaje, diez lucas no es tanto si quieres irte a la mierda, total, ya me aburrí de este lugar...