miércoles, 19 de diciembre de 2012

Alguien tan solo quizás necesite compañía

Suena el teléfono, contesto.
-Aló?!-
-Hola, podría contestar unas preguntas?, no le quitaran más de cuatro minutos-
-Lo siento, tengo un pan con queso en el microondas y no puede esperar-
Corto, odio las encuestas, odio gastar palabras.
Doy un par de pasos y me encuentro en la cocina, pan con queso, un taza enorme de leche, un paracetamol para este dolor de cabeza infernal que me viene acosando desde ayer.
Entro al baño, me miro en el espejo, llevo mucho tiempo sin afeitarme, mucho tiempo sin cuidar un poco mi imagen, para qué?- pienso. Importa más lo de adentro?, a la gente no le interesan tus entrañas. 
El agua cae sobre mi cabeza, intento pensar en que se está llevando mi mala onda, pero sé que no es así, cierro los ojos y la oigo caer, varias imágenes hacen explotar mi cabeza, me duele, tantos recuerdos, tantas cosas he hecho, y queda tanto por hacer.
Salgo del baño con la sensación de que algo va a terminar, pero qué?.
Me visto, lo mismo de siempre, ordeno un poco, enciendo la tele, no hay nada, no sé por qué la veo, la odio, me da asco, todo lo que sale ahí es tan repugnante, pero aun así la veo.
Me levanto, miro la hora, 01:57 P.M.. Hora de almorzar?; Tomo un plato y lo lleno con fideos, unos que encontré en el refrigerador, unos que probablemente estén desde hace dos semanas ahí. El plato al microondas y de ahí a mi boca, de postre, helado de piña. Ojalá tuviera vino y granadina- pienso.
Me lavo los dientes, al escupir siento que escupo la rabia, cuál rabia?, me miro una vez más en el espejo, no me gusta mucho lo que veo, por qué?.
Abro la puerta, un paso afuera, dos, bajo las escaleras, salgo, me despido del conserje, otro paso, cinco, seis, cada vez más rápido, a dónde voy?. Corro, mucho, lejos, por qué?.
No siento las piernas, el corazón se me sale por la boca.
No puedo respirar, no puedo parar, sigo corriendo.
Me detengo, respiro profundamente. Escucho algo, una canción lejana, se acerca, qué es?.
Who look so all alone, could you use a little company?.
Abro los ojos, apago el despertador. Suena el teléfono; una encuesta.

lunes, 17 de diciembre de 2012

Todas las hojas son del viento

La lluvia chocaba contra la ventana, el humo de mis cigarrillos me picaba en los ojos y luego se deshacía en el aire, por los parlantes se escuchaba un blues en español bastante fome, pero llenaba la habitación de algo más que humo, me levanté, apagué el cigarrillo y cambié la música, algo más clásico; Bessie Smith y su Empty Bed Blues. La música me recuerda a Rayuela de Cortázar, "Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos", esa frase me revuelve el estómago y de pronto una sensación de soledad me invadió, tomé el teléfono y llamé a Luisa, de seguro estaba en su casa.
No contestó nadie, me sentí más solo aún. Tomé mi chaqueta y salí.
La lluvia mojaba hasta el alma más impermeable, encendí un cigarrillo húmedo por misdedos mojados, aspiré el humo lentamente mientras caminaba por la ciudad vacía hacia la casa de Luisa. Lo más probable sería que ella no me quiera ver, estuve dos meses fuera de la ciudad y no le escribí en ningún momento. Generalmente la se espera eso de mí, dicen que no soy un persona incapaz de amar, aunque creo que no siento nada especial por Luisa.
Camino por largo rato, las calles están vacías, nadie sale a caminar un Domingo lluvioso, prefieren esconderse o refugiarse en sus casas.
El cigarrillo llega a su fin, tiro la colilla a la acera mojada y entro en una licorería a comprar más.
Al salir noto que estoy más solo que encerrado en mi departamento, eso me deprime enormemente.
Sigo caminando, evito pensar a donde voy, pero mis ganas de ver a Luisa son incontenibles. Mientras camino me asaltan imágenes de nosotros besándonos bajo unos cipreses en la plaza, ella me pide que no fume tanto, pero no quiero fumar menos, me gusta hacerlo, casi tanto como estar con ella.
El camino parece eterno, pero sé que no es así, todo tiene un final, pero ojalá que lo que tengo con Luisa no lo tenga, no soporto esta soledad, y ahora que lo pienso bien, la lluvia me ha mojado hasta lo más profundo de mi odiable ser y me he dado cuenta de cuánto necesito la compañía de alguien como Luisa.
La puerta se ve enorme y fría ante mí, golpearla me asusta, pero más me asusta ver a Luisa y que me rechace por mi maldita costumbre de no estar.
Mis nudillos golpean la fría y húmeda madera, el sonido que produce me hace sentir una especie de alivio y  angustia al mismo tiempo. La puerta se abre, ella aparece, sus ojos gigantes penetran más allá de mi mirada perdida y distraída, -Hueles a humo- dice ella mientras sonríe, como si me hubiese visto ayer, como si nunca nos hubiésemos separado, me besa en la boca y entro a su casa detrás de ella, igual que antes, igual que siempre.
Todas las hojas son del viento, ya que él las mueve hasta la muerte, canta Spinetta en la radio, yo soy una hoja y Luisa es el viento que me mueve.

lunes, 15 de octubre de 2012

Venenoso

Cuando desperté tenía la cara manchada con sangre, me asusté, pero luego me dí cuenta de que me había sangrado la nariz mientras dormía. Me levanté y entré al baño para lavarme la cara. Debajo de toda la sangre seca vi en el espejo mi rostro, me espantó horriblemente, no era mi cara habitual, era más bien la de un cactus, un cactus que se había quedado clavado en la mitad del desierto, solo, gritándole a la luna quien no que quería escuchar.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Inútil

Mi sombra se alargaba y desaparecía, Sofía llenaba mi cabeza y eso me distraía del camino, por suerte a esta hora no circulan tantos vehículos.
"Cada pedaleada es un problema menos", o eso creía, de pronto una luz me golpea la cara, despierto, estoy en mi pieza y me cuesta creerlo. Sofía no existe, sólo es un sueño

Dos minutos para cuestionarte

Miraba asqueado una ciudad putrefacta, donde la gente optó por sacarse los ojos para no saber la verdad, donde el cielo era gris y no alumbraba el sol, aquella ciudad apestaba y su hedor era tan fuerte que al olerlo sentías cómo te quemabas por dentro. De pronto un temblor, un grito lejano, se acerca, abro los ojos, despierto.
El profesor me mira enojado mientras mis compañeros se ríen estúpidamente. Me pide que salga de la sala, parpadeo, pienso lo que me dice, me pongo de pie y salgo. Afuera hace un frío de mierda, siento que la cara se me congela, pienso en la ciudad de mi sueño y me dan ganas de vomitar. Miro la hora, quedan cinco minutos para almorzar

Arena en mis ojos

Tomé dos hielos y los dejé caer dentro del vaso, el maldito vaso con un número ocho, siempre sacaba ese vaso, sentía que el ocho le daba poder, algo mágico casi. Después de los hielos venía el pisco, un Capel cualquiera, seguido de una asquerosa coca-cola, la cual me podía tomar sólo con el pisco.
Un sorbo corto para probar la mezcla, otro largo para confirmar que estaba bien, que todo está bien, una noche cálida que recién empieza, amigos, no muchos, pero los necesarios.
Enciendo un cigarro, aspiro el humo lentamente, lo dejo ir, a dónde? ni idea, el humo simplemente se va, mis ideas se van con él.
Miro a mi alrededor, todos hablan sin escucharse, pero parecen felices, yo también lo estoy? o es la piscola?, o tal vez todo esto carece de sentido...

viernes, 8 de junio de 2012

Loser

A veces me gustaría ser como un súper héroe, volar, súper fuerza y todo eso; rescatar chicas en problemas, y que te amen por eso. A veces creo que más que un héroe tengo un súper-villano dentro, tengo ganas de destruirlo todo e imponerme como rey, otras veces creo que fracasaría, estaría preso, y saldría en la tele, igual la gente se fijaría en mí, es más fácil ser el malo...


A veces creo que el mundo lo diseñaron mal, otras que a mí me diseñaron mal...
A veces creo que a nadie le importa esto...

domingo, 25 de marzo de 2012

Qué es lo que me quieres hacer

De pronto me di cuenta de que estaba corriendo, no tenía ningún motio para hacerlo, igual corrí, cansado me detuve, respiré profundamente y me pregunté por qué corría, en ese momento me di cuenta de que me había subido el efecto de las pastillas que me dio Álex, odiaba esa sensación, pero algo me impulsó a tomarlas igual.
Mi celular comenzó a sonar, no quería contestar, no quería saber de nadie, o tal vez si quería. El teléfono dejó de sonar y empecé a caminar, medio mareado y sin saber a donde me dirigía, llegué a un servicentro, entré a esa especie de minimarket que tienen casi todos los servicentros y compré tres brownies y un Gatorade azul, salí y me senté en la vereda mientras tragaba los brownies, pensaba en Sofía aunque no quería hacerlo, ella llenaba la poca conciencia que quedaba en mi cabeza. Me levanté y llamé a Alex para ver en que ocupábamos la noche o lo que quedaba de ella, pero el muy joputa no contestó. Empecé a caminar buscando algo sin saber lo que era, tenía un rock & roll  en la cabeza, los golpes de la batería me partían el cráneo a pesar de que la música sólo sonaba en mi conciencia. Empezé a correr otra vez, me caí, fallecí, o eso pensé, cuando desperté vi a Sofía a mi lado, me miró a los ojos, luego me besó, desperté por segunda vez, mi pieza estaba oscura, ya no tenía idea de que era real...

viernes, 9 de marzo de 2012

Sin dejar de caer

Caía del cielo con un paracaídas de varios colores, abajo esperaban un montón de vacas paradas en dos patas, algo así como hombres vacas, las imágenes no tenían ningún sentido. Salí de la sala y pensé en vomitar por lo mala que era la película, Alex salió detrás de mí, se reía de lo asquerosamente mala que era el largometraje, -vamos al bar de al lado- propuso, en eso aparecen Rocío y Camila, preguntando por qué salimos de la sala -la película es pésima- reclamé,sabiendo que a Rocío le molestaría ese comentario, acto seguido nos fuimos al bar de al lado.
Cuatro vodkas con tónica- gritó Alex  apenas nos sentamos, me miró y gritó - tres nomás- antes de tomar ya actuaba como si tuviera alcohol en la sangre, Rocío me miraba atenta, la Cami se reía de todo lo que decía Alex, que estaba un poco hiperventilado, y yo miraba la escena como si tratara de hacer un cortometraje con todo esto. Rocío me preguntó por qué no tomaba, la miré fijamente y le dije :-míralo a él (señalando a Alex), me molestaría actuar así, además, el sabor me carga-, a pesar de mi respuesta totalmente antipática, ella seguía mirándome, como si yo tuviera algo en la cara, o como si mi cara le pareciera divertida.

Pasaron dos horas y nos echaron del bar, el imbécil de Alex se puso a pelear con el huevón de la otra mesa, no lo iba a dejar solo así que me metí en la pelea, nos echaron a los dos, y como andábamos con Rocío y Camila ellas se fueron con nosotros. Ya afuera empezamos a caminar rumbo al departamento de Camila, quien no dejaba de retar a Alex por su comportamiento, mientras caminábamos, Rocío se me acercó y me
 dijo:-Camila lo cuida como si fuera su hermanito-, en ese momento me acordé de Sofía.
Llegamos al depto. de Camila, ella preparaba café, Alex dormía y Rocío me miraba, le pedí a gritos que dejara de mirarme, que odio que me miren, luego, me lancé por la ventana del décimo piso, mientras caía por el cielo con un paracaídas de varios colores, miré hacia abajo, vi un montón de vacas paradas en dos patas y al medio, Sofía...

sábado, 25 de febrero de 2012

Paracaídas

Mastico una papa, el notebook se enciende y le quito el sonido, me molesta ese ruidito de "bienvenida" que tiene. Se demora en encender, por mientras miro a mi alrededor, el escritorio está sucio, lleno de papeles, varios audífonos, boletas, cassettes y libros. Se termina de encender, abro el chrome, saco otra papa, facebook, cuatro notificaciones, puros comentarios de las fotos de ayer, no me importa, no quiero contestar, otra papa, la Caro me habla, no la pesco, miro mis pies, se ven bastante grandes, quizás sea porque mis piernas son flacas, tomo otra papa, le contesto a la Caro, hay tocata en el centro, me da lata ir.
Se acabaron las papas, tengo hambre, apago el notebook, abro la ventana, un viento frío y suave entra a la pieza, me gusta.
Enciendo la radio, suena Silvestre chirimoyatristefuiste ay! en el suelo me derrito ay!, tomo mi cámara, me asomo a la ventana, enfoco, pero no hay nada. Apago la radio, tomo mi bici y salgo con la cámara, ya no hay nada que me entretenga...

viernes, 6 de enero de 2012

No More Excuses


La micro va llena y hace ruido, como si se fuera a despedazar de a poco, apenas puedo escuchar la voz de Banhart en mi mp3, le subo el volumen casi al máximo, no aguanto tanta gente sudando cerca mío y me bajo. Apenas mis pies alcanzan el suelo estable de la vereda enciendo un cigarro, doy unos pasos y alcanzo a ver a gente sentada en el pasto de una plaza, recuerdo las eternas esperas en esa plaza, esperando a alguien, cualquier persona, personas que quizás nunca lleguen, pero yo siempre estaba esperando, me arrepiento un poco, si, esperar no es bueno, es mejor actuar, reaccionar, no esperar algo o alguien, quizás nunca llegue nada.
Sigo caminando adentrándome un poco más al maldito centro de esta asquerosa ciudad, me carga, me quiero ir lejos, pero estoy esperando otra vez, esperando el momento adecuado para irme de aquí.
Well i feel just like a child, suena otra vez Devendra Banhart en mis oídos y pienso que me gustaría sentirme así, como un niño, un niño jugando a ser grande. Me acuerdo de cuando tenía unos quince años, no mucho tiempo atrás, y me sentía como un huevón de dieciocho sólo por tener más vello en la cara que algunos de mis amigos, creo que es mejor tener dieciocho y actuar como un niño de doce a ser un pendejo estúpido creyéndose punk o algo así.
Sigo caminando, esto pierde un poco el sentido, por qué salí de la casa y tomé una micro hacia acá?, son tantos recuerdos los que me invaden al caminar solo por esta maldita ciudad que olvido lo que tenía que hacer, pero si lo olvidé es porque, quizás, carece de importancia, al menos para mí.
Desde un local bastante destartalado suena música, algo fuerte, parecido a Pulled, me detengo a escuchar un rato, pienso en entrar, pero el ambiente de ese tipo de lugares me apesta, lleno de imbéciles semi-rapados tomando cervezas baratas, me carga, huevones que creen que van a cambiar un sistema de mierda tomando o tirando piedras, las cosas se cambian de otra forma. Paso de largo, no quiero estar aquí.
De pronto mis pies me llevan al terminal de buses, cómo? no sé, sólo me dediqué a caminar sin un rumbo fijo, sin tener conciencia de a donde iba. Entro y voy a una de las oficinas, y pregunto por un pasaje a Concepción,
-Son diez mil pesos, joven-, me apesta que me traten de "joven" o "jovencito" es como decirte que estás a punto de ser un huevón viejo pero todavía no. Compro el pasaje, diez lucas no es tanto si quieres irte a la mierda, total, ya me aburrí de este lugar...