Mi cabeza estaba a punto de explotar, el aire no podía pasar por mi nariz, la sensación era horrible, lo peor de todo era que no podía despertar, me perseguían recuerdos de gente que no me interesaba, corría sin poder respirar, aguantando el dolor, era horrible, de pronto desperté, miré a mi alrededor y mi pieza me pareció ajena, como si fuera la primera vez que despertaba ahí, pero sabía que no era la primera, era mi pieza de siempre, los mismos libros amontonados, los mismos
posters pegados uno sobre otro, el mismo olor, no había nada distinto. Me levanté y sentí que todo daba vueltas, a pesar de eso traté de caminar hacia el baño, pero mi cara conoció al piso de cerca, me quedé tirado por harto rato, sabía que nadie me ayudaría, no importaba, me levanté y fui hacia el baño, me miré en el espejo y vi en mis ojos demasiadas cosas, cosas que creí que había olvidado, me mojé la cara, varias veces para darme cuenta de que estaba vivo aún. Salí del baño y me dirigí hacia la cocina para comer algo, pensé que no había algo para comer, curiosamente me encontré con una caja de leche, un plato con galletas, una cajetilla de cigarros y una nota que decía: "con amor para ti!". Pensé inmediatamente que había sido María la que había dejado eso ahí, me tomé la leche y dejé las galletas ahí, no tenía hambre. Salí de la cocina y me fui al baño, me duché, puse mi cabeza bajo el chorro gigante que salía, el agua tapó mis oídos, cerré mis ojos y recordé la gente que no está. Salí de ahí, me vestí, tomé los cigarros que me dejó María, mis llaves y salí, no tenía claro a donde iba, pero sí a quién quería ver.
Caminé por horas, no sabía donde estaba, pero sabía que la encontraría, hace un tiempo hubiera encontrado mucha gente, ahora, sólo me queda encontrarme con María, es la única con la que me puedo encontrar, es la única que no me miente, la única que siempre ha estado ahí.
Después de varias horas caminando sin rumbo, me resigné y decidí volver a mi departamento, al abrir la puerta, vi a María sentada esperándome, sin saludar me preguntó dónde había estado, le dije: "buscándote, no tengo otra cosa que hacer", me miró molesta, se paró y fue a la cocina, en ese momento tomé un cigarrillo y lo encendí, María me miró, notó que fumaba los cigarrillos que me había dejado, me besó, y dijo que me quería. Eso era todo lo que quería en este día.