miércoles, 24 de abril de 2013

Serrucho

Enciendo el motor, saco el freno de mano, primera, avanzo.
Hay música "Como un cazador que elige a sus presas mal.." la canción me trae recuerdos, muchos.
Meto tercera, acelero, cuarta, acelero más, todo pasa rápidamente a mi lado, pienso en los axolotls y su inmovilidad.
Meto quinta, acelero, cada vez más y más.
Luces, dolor, vidrios rotos, azúcar.
Unos ojos gigantes me miran desde arriba.
Despierto, no hay nadie, no hay ruido ni música, no hay nada. Sólo un serrucho para cortarme los brazos.

F. Vicuña

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Alguien tan solo quizás necesite compañía

Suena el teléfono, contesto.
-Aló?!-
-Hola, podría contestar unas preguntas?, no le quitaran más de cuatro minutos-
-Lo siento, tengo un pan con queso en el microondas y no puede esperar-
Corto, odio las encuestas, odio gastar palabras.
Doy un par de pasos y me encuentro en la cocina, pan con queso, un taza enorme de leche, un paracetamol para este dolor de cabeza infernal que me viene acosando desde ayer.
Entro al baño, me miro en el espejo, llevo mucho tiempo sin afeitarme, mucho tiempo sin cuidar un poco mi imagen, para qué?- pienso. Importa más lo de adentro?, a la gente no le interesan tus entrañas. 
El agua cae sobre mi cabeza, intento pensar en que se está llevando mi mala onda, pero sé que no es así, cierro los ojos y la oigo caer, varias imágenes hacen explotar mi cabeza, me duele, tantos recuerdos, tantas cosas he hecho, y queda tanto por hacer.
Salgo del baño con la sensación de que algo va a terminar, pero qué?.
Me visto, lo mismo de siempre, ordeno un poco, enciendo la tele, no hay nada, no sé por qué la veo, la odio, me da asco, todo lo que sale ahí es tan repugnante, pero aun así la veo.
Me levanto, miro la hora, 01:57 P.M.. Hora de almorzar?; Tomo un plato y lo lleno con fideos, unos que encontré en el refrigerador, unos que probablemente estén desde hace dos semanas ahí. El plato al microondas y de ahí a mi boca, de postre, helado de piña. Ojalá tuviera vino y granadina- pienso.
Me lavo los dientes, al escupir siento que escupo la rabia, cuál rabia?, me miro una vez más en el espejo, no me gusta mucho lo que veo, por qué?.
Abro la puerta, un paso afuera, dos, bajo las escaleras, salgo, me despido del conserje, otro paso, cinco, seis, cada vez más rápido, a dónde voy?. Corro, mucho, lejos, por qué?.
No siento las piernas, el corazón se me sale por la boca.
No puedo respirar, no puedo parar, sigo corriendo.
Me detengo, respiro profundamente. Escucho algo, una canción lejana, se acerca, qué es?.
Who look so all alone, could you use a little company?.
Abro los ojos, apago el despertador. Suena el teléfono; una encuesta.

lunes, 17 de diciembre de 2012

Todas las hojas son del viento

La lluvia chocaba contra la ventana, el humo de mis cigarrillos me picaba en los ojos y luego se deshacía en el aire, por los parlantes se escuchaba un blues en español bastante fome, pero llenaba la habitación de algo más que humo, me levanté, apagué el cigarrillo y cambié la música, algo más clásico; Bessie Smith y su Empty Bed Blues. La música me recuerda a Rayuela de Cortázar, "Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos", esa frase me revuelve el estómago y de pronto una sensación de soledad me invadió, tomé el teléfono y llamé a Luisa, de seguro estaba en su casa.
No contestó nadie, me sentí más solo aún. Tomé mi chaqueta y salí.
La lluvia mojaba hasta el alma más impermeable, encendí un cigarrillo húmedo por misdedos mojados, aspiré el humo lentamente mientras caminaba por la ciudad vacía hacia la casa de Luisa. Lo más probable sería que ella no me quiera ver, estuve dos meses fuera de la ciudad y no le escribí en ningún momento. Generalmente la se espera eso de mí, dicen que no soy un persona incapaz de amar, aunque creo que no siento nada especial por Luisa.
Camino por largo rato, las calles están vacías, nadie sale a caminar un Domingo lluvioso, prefieren esconderse o refugiarse en sus casas.
El cigarrillo llega a su fin, tiro la colilla a la acera mojada y entro en una licorería a comprar más.
Al salir noto que estoy más solo que encerrado en mi departamento, eso me deprime enormemente.
Sigo caminando, evito pensar a donde voy, pero mis ganas de ver a Luisa son incontenibles. Mientras camino me asaltan imágenes de nosotros besándonos bajo unos cipreses en la plaza, ella me pide que no fume tanto, pero no quiero fumar menos, me gusta hacerlo, casi tanto como estar con ella.
El camino parece eterno, pero sé que no es así, todo tiene un final, pero ojalá que lo que tengo con Luisa no lo tenga, no soporto esta soledad, y ahora que lo pienso bien, la lluvia me ha mojado hasta lo más profundo de mi odiable ser y me he dado cuenta de cuánto necesito la compañía de alguien como Luisa.
La puerta se ve enorme y fría ante mí, golpearla me asusta, pero más me asusta ver a Luisa y que me rechace por mi maldita costumbre de no estar.
Mis nudillos golpean la fría y húmeda madera, el sonido que produce me hace sentir una especie de alivio y  angustia al mismo tiempo. La puerta se abre, ella aparece, sus ojos gigantes penetran más allá de mi mirada perdida y distraída, -Hueles a humo- dice ella mientras sonríe, como si me hubiese visto ayer, como si nunca nos hubiésemos separado, me besa en la boca y entro a su casa detrás de ella, igual que antes, igual que siempre.
Todas las hojas son del viento, ya que él las mueve hasta la muerte, canta Spinetta en la radio, yo soy una hoja y Luisa es el viento que me mueve.

lunes, 15 de octubre de 2012

Venenoso

Cuando desperté tenía la cara manchada con sangre, me asusté, pero luego me dí cuenta de que me había sangrado la nariz mientras dormía. Me levanté y entré al baño para lavarme la cara. Debajo de toda la sangre seca vi en el espejo mi rostro, me espantó horriblemente, no era mi cara habitual, era más bien la de un cactus, un cactus que se había quedado clavado en la mitad del desierto, solo, gritándole a la luna quien no que quería escuchar.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Inútil

Mi sombra se alargaba y desaparecía, Sofía llenaba mi cabeza y eso me distraía del camino, por suerte a esta hora no circulan tantos vehículos.
"Cada pedaleada es un problema menos", o eso creía, de pronto una luz me golpea la cara, despierto, estoy en mi pieza y me cuesta creerlo. Sofía no existe, sólo es un sueño

Dos minutos para cuestionarte

Miraba asqueado una ciudad putrefacta, donde la gente optó por sacarse los ojos para no saber la verdad, donde el cielo era gris y no alumbraba el sol, aquella ciudad apestaba y su hedor era tan fuerte que al olerlo sentías cómo te quemabas por dentro. De pronto un temblor, un grito lejano, se acerca, abro los ojos, despierto.
El profesor me mira enojado mientras mis compañeros se ríen estúpidamente. Me pide que salga de la sala, parpadeo, pienso lo que me dice, me pongo de pie y salgo. Afuera hace un frío de mierda, siento que la cara se me congela, pienso en la ciudad de mi sueño y me dan ganas de vomitar. Miro la hora, quedan cinco minutos para almorzar

Arena en mis ojos

Tomé dos hielos y los dejé caer dentro del vaso, el maldito vaso con un número ocho, siempre sacaba ese vaso, sentía que el ocho le daba poder, algo mágico casi. Después de los hielos venía el pisco, un Capel cualquiera, seguido de una asquerosa coca-cola, la cual me podía tomar sólo con el pisco.
Un sorbo corto para probar la mezcla, otro largo para confirmar que estaba bien, que todo está bien, una noche cálida que recién empieza, amigos, no muchos, pero los necesarios.
Enciendo un cigarro, aspiro el humo lentamente, lo dejo ir, a dónde? ni idea, el humo simplemente se va, mis ideas se van con él.
Miro a mi alrededor, todos hablan sin escucharse, pero parecen felices, yo también lo estoy? o es la piscola?, o tal vez todo esto carece de sentido...