miércoles, 19 de septiembre de 2012

Arena en mis ojos

Tomé dos hielos y los dejé caer dentro del vaso, el maldito vaso con un número ocho, siempre sacaba ese vaso, sentía que el ocho le daba poder, algo mágico casi. Después de los hielos venía el pisco, un Capel cualquiera, seguido de una asquerosa coca-cola, la cual me podía tomar sólo con el pisco.
Un sorbo corto para probar la mezcla, otro largo para confirmar que estaba bien, que todo está bien, una noche cálida que recién empieza, amigos, no muchos, pero los necesarios.
Enciendo un cigarro, aspiro el humo lentamente, lo dejo ir, a dónde? ni idea, el humo simplemente se va, mis ideas se van con él.
Miro a mi alrededor, todos hablan sin escucharse, pero parecen felices, yo también lo estoy? o es la piscola?, o tal vez todo esto carece de sentido...

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